Planificar, textualizar y revisar, las claves para la producción de un buen texto

La metáfora de planificar

Ya sea que nos dispongamos a leer o escribir un texto, la idea de planificar no desaparece ni en los escritores más expertos. Leila Guerriero, la cronista argentina, señala que no se sienta a escribir hasta que no tiene las primeras líneas que le parece serán memorables, y luego revisa el texto unas 40 veces antes de sentirse satisfecha. Quisiéramos iniciar con las definiciones básicas de planificar y establecer alguna analogía asociada a la actividad de planificar la escritura. Para empezar, plan, planificar, planificador, y planificación son nombres que inmediatamente aparecen asociados a un mismo campo semántico que tienen en su raíz, en la base de su significado léxico, la palabra “plan”. Obsérvese: planear, hacer un plan; planificación: acción y de hacer un plan; planificar: hacer (-ficar) planes; planificación: acción (-ción) y efecto de hacer planes; planificador: el que (-dor) planifica.  Todos ellos, como puede leerse, contienen en su lexema la misma raíz de origen latino planus, que significa plano, de ahí se deriva la palabra plan que remite a un significado inicialmente geográfico de altitud o nivel.  Hoy la palabra se sigue usando con ese mismo sentido. En el plan hay una casa o este es el plano de una casa, llegamos al plano de la montaña. Igualmente, la palabra plan se relaciona con la raíz indoeuropea pela que significa llano, y que está presente en las palabras plasma y planeta.  No deberíamos sorprendernos, pero es así, cuando compramos un televisor plasma, estamos indicando con ello que es un televisor llano, indistintamente de la tecnología LCD o LED que empleen.

 

De acuerdo a lo anterior, ¿qué deberíamos aprender de esto? En primer lugar, que cuando hablamos de plan estamos refiriéndonos al hecho de trazar una geografía sobre nuestro texto. Piensen en eso, que van a armar un mapa para escalar una montaña, tracen los puntos por los que pueden cruzar y por los que no, los lugares más altos y los más bajos, el pico hasta donde las condiciones geográficas del terreno y físicas del viajante puede alcanzar.  Una vez como ha puesto esos puntos sobre el papel, deberá trazar líneas posibles para su recorrido, estableciendo un punto de inicio, uno de ascenso, uno para acampar o quedarse, pregúntese por dónde va ingresar a la montaña, por dónde va a iniciar el descenso o terminar el recorrido.

 

Seguramente, si usted ha ido alguna vez a la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia encontrará a la entrada una caseta de turismo donde guías experimentados le darán las orientaciones necesarias para hacer el recorrido, no perderse en la sierra, no correr riesgos con ciertas playas no aptas para bañistas.  Así que una vez contempló las posibilidades de tiempo, distancias entre un punto y otro, condiciones climáticas, usted en última, lo que ha hecho es contemplar los pros y contras, así como proyectar la posibilidad de un viaje a través de un mapa que llamaremos plan. Tan es así que tras reflexionar sobre nuestras posibilidades podemos enunciar la expresión: ¡Este es el plan! Volvamos a la pregunta, ¿qué deberíamos aprender de todo esto? Si retomamos la idea del plan desde una concepción geográfica, es decir en sus accidentes (cambios) de plano y nivel, y hacemos una transferencia de significado a la escritura, no creen ustedes que uno podría preguntarse, ¿en qué parte del plan me encuentro? Seguramente obtendremos respuestas como: estamos en la fase de preparación, estamos en la fase de ejecución, o ya lo ejecuté.  Lo cierto es que a la hora de viajar hacemos muchas cosas más que eso, por ejemplo, encontré un artículo en internet que recoge 10 ‘tips’ sobre las cosas más frecuentes que realizan los viajeros:

 

  1. Lo primero es decidir el destino. Por recomendación, por ver un programa, por alguien que te comenta, por una foto… hay miles de formas de cómo elegir un destino y otra es lanzarse a la aventura y preguntarse, ¿y por qué no?
  2. Una vez que tengo el destino, empiezo a buscar vuelos. Suelo comprarlos con bastante antelación para encontrar buenos precios (sobre 3-6 meses antes).
  3. Lo siguiente es comprar una guía, yo suelo comprar la Lonely porque tiene mucha información útil (transporte, hoteles, itinerarios…), pero hay muchas más que también son interesantes, como la Bradt, Trotamundos,… Y empezar a buscar los sitios más interesantes de ese lugar.
  4. Yo suelo hacer un mapa en Google Map donde marco todos los lugares que voy viendo que parecen interesantes, ya bien porque salen en la guía, porque me lo recomienda alguien o porque he visto una foto que me gusta.
  5. Luego empieza el mundo de los foros! suelo consultar dos: com principalmente y, en ocasiones, el de geoplaneta. Aquí empiezo a bucear y leer y leer. Empiezo con el itinerario, ¡veo cuales han hecho otras personas y sigo marcando puntos en mi mapa de Google Map!
  6. Una vez que ya tengo seleccionados los lugares que más me pueden interesar, empieza el descarte. Evidentemente no puedo ir a todos los lugares pues suelo disponer de unos 20 días, así que me pongo a leer más detenidamente de cada uno.
  7. Y aquí cojo mi tabla Excel y empiezo a distribuir los lugares a los que quiero ir en los días de viaje, esto suele ser susceptible de muchos cambios, sobre todo in situ.
  8. Hecho el itinerario, empieza el quebradero de cabeza de los traslados, creo que es en esta parte donde más tiempo le dedico (dependiendo del país). Aquí me guío por la Lonely, aunque a veces lo consulto también en los foros y la red en general.
  9. Después de comprobar que el itinerario es viable al comprobar los traslados de lugar a lugar, empiezo a hacer una selección de posibles guesthouses/hoteles/pensiones/albergues/… donde ir en cada lugar. No siempre hago reserva, pero prefiero tener el listado para ir a tiro fijo.
  10. ¡Y solo me queda leer! Procuro leer algunos libros para ambientarme un poco, ya sean crónicas, relatos, cómics… lo que sea para situarme y aprender algo de sus costumbres. ¡Y así hasta que llega el día del embarque y comienzo de la aventura!

(Como planificar un vuelo en Diez pasos: disponible en http://viajandoimagenesysensaciones.com/2013/03/13/como-planificar-un-viaje-en-10-pasos/)

En síntesis, la idea de planificar que nos dará como resultado un plano es que podemos anticipar o proyectar los resultados de un evento o acción. El plano guarda una relación icónica con el objeto que nos representa. El plano de una casa nos dará como resultado, tras su ejecución, la casa como la hemos imaginado o anticipado. Los planos han sido usados en todas las épocas y en todos los eventos posibles para proyectar los resultados. En sí, planificar es una actividad que no obvia ni el más experimentado de los arquitectos, pues esta actividad nos permitirá hacer uso de las estrategias o decisiones más acertadas para lograr nuestros objetivos. Sin embargo, muchos de nuestros estudiantes se siguen portando como viajeros novatos que toman el primer vuelo sin saber su destino, el clima, las condiciones de ingreso o estadía, el dinero necesario para estar allí. La pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué los escritores de mundos posibles suelen creer que esta fase no es necesaria para la construcción de un texto?

Ejercicio

a) Podría escribir una analogía con 10 cosas más frecuentes para el viaje del escritor.

b) En qué otros hábitos (actividades) de la vida humana usted puede evidenciar la necesidad de un plano.

c) ¿Por qué el plano guardaría una relación icónica con el texto escribiremos? ¿Cómo se explica eso?

d) Usted considera que este artículo es del tipo: narrativo, explicativo o argumentativo.

e) ¿Cuáles estrategias emplea el escritor para la construcción del texto?

f) Por qué se afirman que los escritores construyen mundos posibles.

g) Se iría a un viaje sin saber cuál es su destino