Tipología textual: reseña crítica-descriptiva

Por:  Diego Imbachí Ome (Estudiante de Comunicación Social y Periodismo)RESEÑA CRÍTICA DESCRIPTIVA (1)

¿Qué es?

La reseña es un texto periodístico que pertenece a los géneros de opinión; dentro de este grupo están también el editorial, la columna, el artículo, y la  reseña crítica. Todos ellos tienen en común que encierran comentarios, evaluaciones y expectativas sobre algún tema, texto, suceso o evento.

  • Reseña descriptiva o informativa
  • Reseña crítica o valorativa

¿Cómo es la superestructura o estructura superficial?

  • Introducción o entrada: aquí se puede incluir la referencia bibliográfica del libro o artículo reseñado –esto también se acostumbra escribir al final de la reseña-. La introducción, generalmente, abarca los primeros párrafos, los cuales brindan un breve resumen de la obra.  De acuerdo con el estilo del autor de la reseña, en esta parte se puede incorporar su opinión central o tesis.
  • Desarrollo o cuerpo: dado que la reseña crítica busca, además de resumir, demostrar una tesis, en el cuerpo del escrito se presentan todos aquellos elementos contenidos en el libro o artículo que pueden servir para presentar las pruebas que sostendrán la opinión. Aquí se hace énfasis en los aciertos y deficiencias de la obra leída.
  • Conclusión o cierre: es la redacción final – en uno o dos párrafos – donde, quien reseña, condensa su opinión global frente al libro o artículo leído y, así, recomendarlo o advertir acerca del riesgo de leerlo.

Ejemplo de reseña descriptiva:

Foucault y el discurso sobre el discurso.

Por: Santiago Chauta Sánchez (Estudiante de Comunicación Social y Periodismo)

En 1970 el intelectual Michel Foucault sucedía al profesor Jean Hyppolite como catedrático de la asignatura de “Historia de los sistemas de pensamientos” en el College de France. En su clase de iniciación, a manera de lección, dictaría lo que él mismo nombrará como El orden del discurso. En esta exposición magnífica, que más pareciese un tratado, Foucault plantearía ciertos preceptos y principios claros acerca de lo que es el discurso. Como este mismo se delimita y autorregula, y cómo los factores externos (instituciones) ejercen también su influjo sobre el discurso,  delimitando o imponiendo  reglas de producción para su posterior distribución. En el control del discurso entran  en un juego reglamentaciones donde no toda palabra es permitida, la locura es excluida y la búsqueda o voluntad de verdad deben hacerse manifiestas.

La lección de Foucault es un dictamen acerca del discurso. Una genial “redundancia” donde se entra a analizar los componentes de aquello que todos tienen la aptitud de hacer, pero que no a todos les es conferido. ¿Entonces por qué no todos los discursos son aceptados, recibidos con la atención que, según su forma, merecerían? La respuesta es simple: por el poder. El discurso está ligado inevitablemente al ejercicio del poder. Poder, no entendido en su totalidad como la ocupación de un cargo dominante respecto a los otros (estadistas, gobernantes, hombres con riquezas etc.), sino más bien como la autoridad de la que una palabra es investida. Así, la palabra fuerte, eficaz  es la que tiene más posibilidades de materializarse. Y aquel que goza de poder en su palabra es quien, a fin de cuentas, llega a hacer parte del juego del discurso. Su mensaje ha sido escuchado.

El discurso, tal como lo propone Foucault, se encarga de autorregularse. Si se quiere, de auto limitarse. Es aquí cuando aparecen otras tres formas de exclusión, esta vez internas: el comentario, que no es otra cosa que la repetición de un discurso que prevalece; el autor, concepto lejano al del sujeto creativo e inspirado, y cercano al de origen y unidad de un discurso; por último, la disciplina, que reduce y selecciona cuidadosamente los discursos que pueden pertenecer a una categoría específica, como lo es, por ejemplo, el discurso científico.

Los anteriores son, a rasgos muy menores, los principios clave que recoge y expone Foucault, quien denuncia, además, algo que es semejante a la idealización del acto del discurso o por lo menos de las implicaciones que este tiene socialmente.

No podremos hablar, por culpa de la edición, de las formas de análisis del discurso, ni tampoco de los cuatro métodos de separación faltantes. Concluimos, en tal manera, que el discurso está presente en una conversación cualquiera, en una carta, en una sentencia. Al final, en todo tipo de texto. Sin embargo, muchos quisieran –o eso me atrevo a suponer– que su voz fuese más oída. Muchos anhelan la movilización de masas, estar de pie frente al público, hacer uso de la retórica y de los gestos, subir hasta el púlpito que pareciera inalcanzable, o aun, dar una clasecita frente a unos cuantos, así como Foucault, una lección simple, sencilla. Una conferencia encantadora. Finalmente, el discurso sobre el discurso.

Foucault, M. (1970). El orden del discurso. SC: Letra-e

Ejemplo sobre la novela los Muchachos de Zinc

Alexiévich. S. (2016). Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán. Bogotá: Penguin Randoms House.

 

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Sobre el libro de crónicas: Los muchchos de zinc

 

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