Situación argumentativa vs. Argumentación textual

¿Qué se entiende por “argumentar”?

Desde el punto de vista del lógico, un argumento es cualquier conjunto de proposiciones [oraciones] de las cuales se dice que una se sigue de las otras, que pretenden apoyar o fundamentar su verdad. La argumentación puede ser abordada desde varias perspectivas, entre las que seleccionamos están:

ESTRUCTURA INTERACCCIÓN
Un argumento, en el sentido lógico, no es una mera colección de proposiciones, sino que tiene una estructura. Al describir esta estructura, suelen usarse los términos premisa y conclusión”. La conclusión debe inferirse (desprenderse, derivarse, extraerse) de la premisa. En el campo de la argumentación esta premisa está representada por un enunciado cuya aceptación se transfiere a la conclusión por medio de otro enunciado más general que articula uno con otro y permite ese traspaso. La argumentación es toda práctica discursiva que se pone en marcha cada vez que una cuestión (planteada directamente en forma de pregunta o no) debe ser resuelta, y las respuestas de los interlocutores no son coincidentes. Cuando la respuesta ofrecida no encuentra oposición, entonces no hay necesidad de argumentación.

 

Lo que no es una argumentación:

Un buen método para determinar si una porción de discurso (hablado o escrito) no es una argumentación, es identificar qué es.

Desde el punto de vista estructural

 

Desde el punto de vista interactivo

 

Ejemplo:

La gente que mira la televisión horas y horas carece de sentido crítico. El efecto alienante de la televisión perjudica a la sociedad.

Si bien estas afirmaciones están relacionadas entre sí, no hay argumentación porque no se desprende una de la otra, no hay relación inferencial entre ellas; lo que se puede constatar es una ampliación de lo afirmado en primer lugar, expandiendo el concepto de “gente” al de “sociedad”.

Ejemplo:

–Presente el informe final de lo actuado antes del mediodía. (orden)

–¿Por qué?

–¡Cómo por qué! Porque lo digo yo, que soy su jefe.

–Está bien.

Representa lo que no es una argumentación: se ordena o pide algo, el interlocutor ensaya su desacuerdo a través de la demanda de una justificación y ésta es rechazada apelando a la autoridad. 

 

Para que podamos hablar de argumentación, el diálogo debe darse en forma “democrática”, es decir, ambos interlocutores deben tener el derecho de exigir al otro la exposición de argumentos para justificar la propuesta que ofrecen.

 

Referencia bibliográfica: Muñoz, Nora; Musci, Mónica. (2013). Manual de Lectura y Escritura argumentativas: Aproximaciones teóricas y actividades prácticas. Argentina: Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

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