¡Qué leer y cómo leerlo! La triada lector-texto-contexto

(Fragmento de un texto más amplio del profesor Edilson Silva Liévano)

La propuesta de Giovanni Parodi consiste en trazar la triada a partir de relaciones necesarias para el acto de lectura:

Saber leer ya no sólo implica léxico-sintáctica de oraciones, sino que implica un esfuerzo por la construcción de significado; todo ello, sobre la base de diferentes elementos funcionales y contextuales que son relacionados por medio de la cognición del lector con el texto que ese está leyendo. (Parodi, 2010,19)

La interacción lector-texto-contexto, dice, Parodi, surge de la “naturaleza cognitiva y social de cada ser humano” (p.66). Cada vez que enfrentamos un acto de lectura lo hacemos bajo una necedad particular, es decir, buscamos alcanzar objetivos, que nos obliga a tomar dos determinaciones cruciales: qué leer y cómo leerlo. Así, el acto de lectura se convierte en un acto intencionado, que para el caso del enfoque de la “alfabetización académica”, debería estar mediado por la escuela, o por aquél experto que es capaz de  generar las condiciones necesarias para leer mejor un texto específico en un campo particular, pero que no es responsabilidad de un curso independiente del currículo, sino como una actividad integrada en todos los espacios de formación, pues la lectura es quien mejor proporciona el acceso a dicha cultura. Los objetivos de lectura son diversos y varían en cada situación particular, pues no leemos de la misma manera una cartelera de cine, un periódico, o un artículo de científico. Lo hacemos persiguiendo fines diferentes.

Volvamos a la cita para preguntarnos qué implicación tienen los elementos funcionales a la hora de leer. Parodi explica que para que un individuo enfrente un texto con éxito, es necesario que posea y ponga en uso una serie de conocimientos de tipo lingüístico y contextual relacionados con el texto que está leyendo:

Las situaciones comunicativas que se generan en la interacción social son relativamente convencionalizadas y estandarizadas. Es decir, las situaciones comunicativas tienden a seguir un patrón que todos los miembros de una comunidad conocemos y respetamos a modo de lograr una comunicación efectiva y eficiente. (p. 69)

Esto quiere decir que las comunidades académicas han ido estandarizando sus prácticas discursivas. Un ensayo no se parece a una crónica periodística, por lo mismo que una reseña no es igual a una ponencia, ni un debate a una conversación. El problema radica en que en ocasiones los maestros suponen que alguien ya debió enseñar esos géneros discursivos, y que por lo tanto no le corresponde incluir estos géneros discursivos en su clase, por lo tanto, mediar su aproximación. La importancia de la adopción de un enfoque centrado en los géneros discursivos radica en que estos:

Constituyen uno de los criterios principales para describir una comunidad específica, cuya identidad radica en la red o repertorio de géneros que esa comunidad utiliza tanto para la comunicación entre sus miembros como para comunicarse con otras comunidades” (Nogueira, 2010, p.19).

Así, estos géneros discursivos deberían volverse la mediación consciente a la que los estudiantes y maestros estén constantemente enfrentados al punto de volverlos su medio natural, saber cómo funciona cada género y cómo llevar una lectura activa e interactiva en la construcción del significado. Como afirma Parodi, “los géneros discursivos constituyen abstracciones que el sujeto lector construye en su mente y almacena en su memoria a partir de los textos que enfrenta en su vida diaria” (Parodi, 2010, p.19. De esta manera las personas pueden identificar y diferenciar un género de otro. Quizá aquí radica otra de las dificultades en el aula, y es que los estudiantes no están familiarizados con la mayoría de los géneros discursivos especializados, sin embargo, sin nunca haber leído o estudiando un ensayo en clase, porque se supone que alguien lo hizo anteriormente en una clase especializada para eso, el profesor pronuncia la frase mágica: “chicos, un ensayo para mañana”.Parte de nuestro trabajo es conducir hacia el descubriimiento y mostrar los modos en las cosas pueden hacerse mejor.

Referencia

Nogueira, Sylvia. (2010). Estrategias de lectura y escritura académicas. Estudio y ejercitación de la enunciación, la textualidad, la explicación y la argumentación. Buenos Aires: Editorial Biblos.

Parodi, Giovanni. (2010). Saber leer. Bogotá: Editorial Aguilar.

 

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